Mirage
Altiva y excelsa
caminaba por la playa, tomó una caracola y se embelesó con el sonido de las
olas lejanas, sus ojos en el horizonte divisaron una extraña barca.
Tenía sed, el sol desde el cenit, era un disco
imponente que a esa hora quemaba implacable.
Gustosa aceptó la
copa que aquél muchacho le ofrecía, fresca y adornada con frutos tropicales, su
cuerpo hambriento se regodeó con los manjares que sobre aquella mesa había.
Se sintió
extasiada con el sonido de un vals, un dos tres, un dos tres, llevó hacia atrás
su cabello, que caía cual rumorosa cascada, de las manos de aquel mozo, se deslizó
suave y acompasada, se sintió elevada, sus pies, no rozaban el suelo, con los
ojos entrecerrados giró y giró.
Llevó nuevamente la copa a sus labios, el sol
quemaba cada vez más, su cuerpo era fuego, ya no transpiraba, y su sonrisa se
asemejaba más a una ¿mueca?
Abrió los ojos,
observó todo a su alrededor, quiso llorar pero no pudo, se dejo caer lentamente
en la ardiente arena, tuvo un estremecimiento y quedo muy quieta…
Así fue como la
encontraron.
El sol, el
cansancio, la sed y el desierto no perdonan……
No hay comentarios:
Publicar un comentario