Entró como tromba, llevándose
todo por delante.
-¡Para loco!... ¿Qué haces?
-¡La ví!, ¡Es preciosa!
¡Me sorprendió!, nunca lo había
visto así, gesticulaba, todo su ser sonreía.
Me la describió con lujo de detalles.
Estaba enamorado, claro para
el, ella irradiaba sensualidad, ansiaba tenerla, poder acariciarla, frenético
no paraba de hablar.
Quise explicarle, “Mira Javier
vos tendrías que entender, que no estas preparado, ademas fíjate tus
limitaciones, en donde vivís, que va a decir tu familia.”
El no me escuchaba, solo
pensaba en ella, hacia planes, donde la llevaría, su mente divagaba y no me prestaba
atención, estaba feliz.
Pobre Javier, nunca había
tenido una tortuga.
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