Gabriel, se sonreía cada vez que alguien mencionaba los
poderes del maestro.
-¡Por favor no me vengan a mi con esas estupideces!
Todos afirmaban que era real, el maestro tenía poderes, los
había adquirido en su estancia en el Tibet, donde durante varios años hizo un
retiro espiritual, aprendiendo las técnicas de los budistas.
Para Gabriel solo eran pamplinas. Era muy escéptico ademas
poco creyente de esas cosas.
Dispuesto a desmitificar al supuesto poseedor de aquellos
poderes, urdió un plan, se acercaría por detrás del maestro para ver la
reacción de aquel. Cuando tuvo la oportunidad lo hizo. El mismo estaba sentado
en su pose tradicional de “Loto”, sin emitir ningún sonido, muy lentamente se
acercó por detrás, nada podía delatarlo, pero cuando estaba a muy pocos pasos,
el maestro preguntó;
-¿Qué deseas Gabriel, porque te acercas de esa manera?
Gabriel se sobresaltó, era imposible que el maestro lo
hubiera escuchado, pero aún así lo reconoció y lo llamó por su nombre.
Consternado, sin saber que responder, sólo balbuceo unas
palabras, no salía de su asombro, tras unos instantes de zozobra, atinó a
preguntar;
-¿Como es que sabes quien soy? No me puedes ver.
El maestro se tomó su tiempo para responder, aumentando la
tensión en Gabriel, pero al fin respondió;
-Gabriel, debes bañarte más seguido…
jaja has escrito la biografía de muchos...Buen relato, te engancha y te sorprende con humor. Saludos, colega.
ResponderEliminarMe gustó tu relato. El final te deja una sonrisa en la cara. Seguiré leyendo. Saludos!
ResponderEliminarGracias Rafael, lo mio sin duda es el humor, el drama lo dejo para los escritores de verdad.
EliminarUn abrazo.
No te creas, hay que tener mucho talento y maestría para escribir con humor. Yo estoy lejos de eso (Como que debo revisarme). Un abrazo!
EliminarGracias Hugo, no pienses que una autobiografia.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy bueno. al fin y al cabo, el maestro tenía un poder: era muy observador...
ResponderEliminarY no cabe duda que el protagonista tenia su carta de presentación.Y el maestro buen olfato.
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