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domingo, 20 de mayo de 2012

El proyecto


Carlos contempla su obra, no cabe duda que el concepto sea de vanguardia.
Las líneas, el estilo, lo atrevido de la concepción, muy futurista, no existe un antecedente de algo así, los voladizos desafían la ley de gravedad.

Nadie creía que con su juventud, recién egresado de la universidad, pudiera concretar ese logro, hubo quienes calificaron el proyecto de irracional, pese a todo, con mil inconvenientes prosiguió hasta el final.
Sin experiencia en la rama de la construcción, no podía conseguir mano de obra calificada, además los costos eran excesivos por ser una zona sísmica.
Quienes observaron la obra a medida que esta avanzaba, no podían menos que maravillarse con aquellas líneas, alguien las catalogó de espaciales, comparándolas con las de alguna película de ciencia ficción.
Para sus pares, el pibe estaba loco. Pero la obra estaba allí, con su profusión de brillos, cristales espejados, luces multicolores, con toda su magnificencia.

Luego de todo un año de luchar contra la adversidad, Carlos contempla su obra, fue todo un desafío, quien diría que ahora, solo queda recoger los escombros.

sábado, 21 de abril de 2012

Decisión extrema


El crujir de la ventana rompió el silencio, afuera la negrura de la noche impresionaba, aterrado pude ver una sombra furtiva penetrar por la misma.
Instintivamente me tape con las sábanas, como si eso me protegiera, un sudor frío corría por mi espalda. Mis manos temblorosas buscaron algo sobre la mesa de noche, pero allí nada había,  su sombra se agrandaba en la oscuridad, un leve brillo delató el arma que llevaba en su mano derecha, un extraño sonido atronó la habitación.
Vi con desesperación que se dirigía hacia mí, pude ver el brillo de su mirada, su sonrisa socarrona, la cicatriz en su mejilla izquierda, hasta el aro con forma de calavera que colgaba de su oreja.
Ya casi sobre mi, alzo su mano y pude ver claramente el puñal. Desesperado cerré los ojos, y rogué ayuda al ser supremo. Mi mano que aún buscaba sobre la mesa de noche, tocó algo grande y frío, al instante supe que era mi salvación. Sin dudarlo, lo así con fuerza, y le apunte. Fue sólo un instante, sin pensarlo… apagué el televisor.

miércoles, 11 de abril de 2012

Destino


¿Por que me miras así?
¿Qué ocurre?... ¿acaso me has olvidado? has crecido y no me necesitas, ahora tienes quien te escuche, pasaron tantos años… quizás no recuerdes cuando abrazado a mí te dormías, yo velaba tu sueño, en aquel momento era importante para ti.
Después  a medida que crecías,  poco a poco te fuiste alejando, cada tanto me acariciabas y una sonrisa me decía que seguía siendo aquel que fui, observaba grandes cambios en ti, yo, siempre igual, te miraba, con la misma expresión, nunca la cambié, alguna de tus amigas me mimaban y me halagaban, algo de mí les gustaba, cuántas veces me brindaron el calor de un abrazo, y hasta algún beso.
Hoy vi llegar a tu sobrina, esa que tanto adoras, una muñeca con escasos tres años, unos ojos inmensamente celestes, los bucles que caen sobre su rostro, me mira arrobada, vos sonreís, la tomas en tus brazos, ella se abraza a tu cuello y te aprieta con fuerza, algo le decís, está feliz, ambos se acercan a mí, siento el calor de tu mano, elevándome.
Depositas la nena en el piso y a mí en sus brazos, puedo sentir como late su corazón, se que me alejo para siempre de vos.
Pero debo de seguir mi destino de muñeco…

martes, 3 de abril de 2012

El maestro



Gabriel, se sonreía cada vez que alguien mencionaba los poderes del maestro.
-¡Por favor no me vengan a mi con esas estupideces!
Todos afirmaban que era real, el maestro tenía poderes, los había adquirido en su estancia en el Tibet, donde durante varios años hizo un retiro espiritual, aprendiendo las técnicas de los budistas.
Para Gabriel solo eran pamplinas. Era muy escéptico ademas poco creyente de esas cosas.
Dispuesto a desmitificar al supuesto poseedor de aquellos poderes, urdió un plan, se acercaría por detrás del maestro para ver la reacción de aquel. Cuando tuvo la oportunidad lo hizo. El mismo estaba sentado en su pose tradicional de “Loto”, sin emitir ningún sonido, muy lentamente se acercó por detrás, nada podía delatarlo, pero cuando estaba a muy pocos pasos, el maestro preguntó;
-¿Qué deseas Gabriel, porque te acercas de esa manera?

Gabriel se sobresaltó, era imposible que el maestro lo hubiera escuchado, pero aún así lo reconoció y lo llamó por su nombre.
Consternado, sin saber que responder, sólo balbuceo unas palabras, no salía de su asombro, tras unos instantes de zozobra, atinó a preguntar;
-¿Como es que sabes quien soy? No me puedes ver.

El maestro se tomó su tiempo para responder, aumentando la tensión en Gabriel, pero al fin respondió;
-Gabriel, debes bañarte más seguido…

viernes, 30 de marzo de 2012

Alcohol


Alcohol

Aquella tarde fue terrible, había compartido copas con un grupo de amigos. El alcohol me pone mimoso.
La noche estaba a pleno, la música aturdía, entonces la vi. Quedé obnubilado, su cuerpo era perfecto, una boca que invitaba al pecado, la naturaleza había sido pródiga con ella. Debe ser mía, pensé, y no lo dude. Me sentía un ganador, sus caricias y la mirada lasciva hicieron el resto.
Ya en la habitación, todo era pasión, desenfreno, pero….
Cuando la vi desnuda, mis ojos desorbitados vieron ese aparato, se me erizó la piel, el lo tomo en su manos y me preguntó; ¿Te gusta?
No lo pensé, me arrojé a través de la ventana, aún guardo huella de mis heridas, pero he dejado de beber.

martes, 28 de febrero de 2012

El final





Ya las luces se fueron apagando, comenzó a reinar el silencio, solo roto por alguna tos esporádica, o los pasos del guardia. Recostado, la vista fija en el techo, como cada noche, urdiendo un plan estaba Lucho, nunca se daría por vencido, debía salir de allí. Cuatro años era mucho tiempo, y aún le faltaba purgar más de veinte.
 Recuerda aquella noche, era un trabajo fácil, hasta que tropezó con un mueble, no sabia que en el piso de abajo dormía el muchacho. Y después, la confusión, apareció de repente, se trabaron en lucha, el no quiso hacerlo, pero al caer hacia atrás el golpe fue mortal, no alcanzó a huir, los patrulleros ya estaban allí, alguien los había alertado. Fue fácil para ellos, el nunca usó un arma, para colmo estaba asustado.
Nadie creyó en su inocencia, el juicio fue rápido, le dieron veinticinco años, cuando salga en libertad va a estar pisando los sesenta, no lo puede creer.

La soledad lo esta enloqueciendo, nadie viene a visitarlo. “Ella”, ¿Dónde estará? Pensar que le juró fidelidad, eso si, cada vez quería más y más, el nunca se negó. Aún así no se conformaba.
 Con el producto de este trabajito pasarían unos días en la costa. Ella quería conocer el casino, así podía estrenar el documento, era nuevecito. Cierra los ojos y la recuerda, era tan delgada, con el cabello castaño y largo, le llegaba hasta la espalda. El Laucha se la quiso quitar, ¡que paliza se comió! Con la vieja y con la mina no se jode. ¿Qué hará ahora? Del laucha tampoco sabe nada, la vieja pobre, estaba mal, y con lo de el se puso peor, la hermana no lo habla, los “amigos” no quieren quedar pegados, así que ninguno se asoma.
La vieja, (recuerda) siempre me decía; “Luchito, estudia, para que puedas tener un futuro”.

El Cacho siempre tenia plata, me regalaba fasos, pagaba la birra y alguna joda con esas amigas de el. ¡Que bien la pasábamos! El día que me pidió que lo acompañe, vi que era fácil, no había nadie, hicimos rápido y nos quedó mil y pico a cada uno. Desde entonces siempre lo seguí, hasta que me enganche con ella, al Cacho no le gustó, cuando me lo dijo, me enojé. “-Hace lo que quieras”, me dijo, y se borró.
Tenia razón el Cacho.
Es larga la noche. Daría cualquier cosa por un faso.
-¿Quién es el que tose?, ¡como jode!
Poco a poco lo invade el letargo.

Esa mañana, en el patio, charlando con el veterano, (ya llevaba mas de veinte adentro, y tenia perpetua) le contó que bajo la lavandería, pasaba un túnel. Era un desagüe, viejo y peligroso, no sabía bien donde salía, pero seguro que fuera de los muros. Alguien le había contado, que bajo una de las lavadoras, había una tapa, por allí se ingresaba, era oscuro y bastante estrecho, nadie se había animado.
Cuando pudo ir a la lavandería vio la tapa, la pata de una de las máquinas estaba sobre ella y por un agujero drenaba el agua de la misma. Esta era pesada, pero si conseguía una barreta podría moverla, no eran más de veinte centímetros.
No iba a ser fácil, pero estaba seguro que lo iba a intentar.

Pasó dos meses estudiando el terreno, la rutina de los guardias, donde se podría esconder, y hasta probó mover la máquina, (no era tan pesada) el problema era la cañería de agua, pero ya lo resolvería.
Con una sonrisa de triunfo volvió a su celda.

La suerte estaba de su lado, un día, la vibración aflojo las tuercas y comenzó a gotear, lo enviaron a buscar una llave y ajustar las pérdidas, puso cara de desgano y fue. Hacia calor, el aire estaba pesado, se avecinaba una tormenta, el guardia ademas de molesto estaba adormilado, no notó que el se escondió bajo una pila de ropa, tampoco notó que no había devuelto la enorme llave, permaneció escondido hasta que este se retiró y cerró la lavandería.
Con mucho sigilo, cerró el paso del agua, tratando de no hacer ruido, aflojo las tuercas, tras sacar el caño utilizó la misma llave de palanca y gracias al jabón que cubría el piso, la máquina se deslizó sin ruido.
La tapa era pesada, y le costó trabajo moverla, el tronar de la tormenta impidió que escucharan sus ruidos, a poco comenzó a diluviar.
¡Que extraño! ¿No habrían detectado su ausencia?
Se deslizó hacia el túnel, era estrecho y resbaladizo, tendría unos treinta centímetros de agua, que se movía con rapidez.
En cuclillas avanzó en la oscuridad, se topó con un sin fin de cosas que arrastraba la corriente, bordes filosos lo lastimaban, ansiaba ver un reflejo de luz mas adelante, pero no se notaba nada.
Ese extraño rumor que sintió a sus espaldas lo preocupó, para colmo cada vez era más fuerte, trató de apurarse, avanzo a tientas hasta que su cabeza chocó contra algo firme. Sus manos reconocieron una reja, y varias cosas que iban quedando atrapadas contra la misma. El rumor ya casi estaba sobre el, y era muy fuerte, entonces comprendió. La tormenta.
Era tarde para regresar, el aluvión lo golpeo con fuerza, desesperado trato de huir, pero no había donde. Poco a poco sus pulmones quedaron sin aire, y fue entonces que comenzó a sentir esa extraña libertad, ya no estaba preso, solo su cuerpo inerte quedo allí.
Era libre al fin, los barrotes no pudieron retener su alma.


Clodomiro


-Escúchame Clodomiro, soy tu padre, y tengo muchos más años y experiencia que vos.
No se puede andar por la vida, así como así nomás, tienes que crecer mijo, ya sos un hombre. ¿Que es eso de andar disfrazao, haciendo el ridículo por el pago? Él hijo de Arancibio Velásquez no puede ser el hazmerreír de todos. Mira a tu hermano, el si sabe hacerse respetar, sus pares lo admiran, yo estoy orgulloso de decir que es mi hijo, hombre fuerte y duro pa´l trabajo, lo malo es que se equivocó con la mujer, pero buéh, ya va a salir en libertad, y ni ella, ni el otro se van a poder esconder.

Usted será muy moderno, claro, allá en la capital es diferente. No, no me mire así, yo se bien lo que le digo, ¿porque cree que siempre me han respetao? Nadie me ha dicho jamás lo que le dicen a usted, porque seguro termino preso como su hermano, pero con la frente bien alta, un Velásquez no se deja humillar por naides carajo.

Ahora usted me viene con esa musiquita y esos amigotes raros que tiene. El negro ese con el pelo tuito enrredao, la jeta llena de esos aros que se ponen, usted les dice….
Ma´ que se yo como les dice, hasta en la lengua tiene, ese tipo está loco, y usted no joda, mire como le han quedau las orejas, llenas de ahujeros, parece un queso. Y todas esas pulseritas de colores ¿pa´ que son?

Ayer en el boliche, él Juan Argüello me miró y me dijo; “-Che, Arancibio, el pibe tuyo ¿de que la va? Como lo miré mal, se disculpo diciendo; “-Te pregunto nomás”.
Le dije que eras actor, no se en que teatro, y que también cantabas y tocabas la guitarra elétrica. “-¡Ah! bueno”, (me contestó) “así si”, los otros se dieron vuelta para reírse, yo me hice que no los vi.
Pa´ colmo apareció el flaquito de los pelos de colores, ese amigo tuyo y me preguntó;
 “-¿Está Clodi?”. Él Toribio se ahugó con el vino, le salía de la nariz, ¡bien hecho!, por burlísta. Santos y el pelau se fueron a reír pa´ ajuera.

Clodomiro lo miraba nada más, clavaba nervioso sus uñas en la palma de su mano, el celular, comenzó a vibrar, levantó la tapa y leyó el mensaje. -¿Qué pasa ahora? (preguntó el padre) el sólo hizo un gesto vago con la cabeza como negando.
-¿Qué diría tu madre si te viera? (prosiguió el padre) Tanto que hizo por vos, eras su preferido, te daba todos los gustos. Le dije, “Lo estas malcriando”. Como siempre, no me escuchó. Eras su nene, y me enfrentaba por defenderte. “Y ahora,  mira como le pagas”.

Clodomiro con los ojos llenos de lágrimas, no podía más, para colmo, la hermosa calza multicolor, que le habían traído de Europa estaba llena de pelos del perro que criaba su padre, histérico se quito los suecos con plataforma, arrojó con rabia la peluca rubia, y salió corriendo de la casa.

El padre lo vio irse, con esa manera tan extraña de correr, levantando las manos con los dedos apuntando al cielo, y meneándose como avestruz. Raro el muchacho. Recordó el momento cuando por primera vez lo pusieron en sus brazos, se sentía orgulloso, ¡Un varón!, el primogénito. Soñó con aquel hombre íntegro, que tomaría la posta en su vejez, que le daría nietos, en los que volvería a sentir el nacimiento de la vida, en soñar en un futuro, en mostrarles el camino con su experiencia de viejo, con la sabiduría que le dio la vida a través de los años.
Lo miró alejarse, ¿en que me habré equivocao? (pensó), nunca sabría la respuesta. Lentamente recogió los suecos y la peluca, reprimió el deseo de arrojarlos quien sabe donde, mientras dos gotas de resignación hacían huella en su rostro.
Se secó con el dorso de la mano, respiró hondo, y salió pal´  patio, desde allí observó a su hija menor, sonriendo enamorada a ese muchacho moreno, grandote y curtido por el sol de tantas jornadas en el campo.
“-¿Que tal don Arancibio? ¿Como esta?” (saludó el muchacho).
 -Bien muchacho, bien, ¿Cómo anda la cosecha? (dijo el viejo)
 -Está rindiendo mas de veinte quintales, pero el calor te mata (fue la respuesta). El viejo lo palmeó y siguió su camino, dejando a la parejita con sus arrumacos.

Recuerda el día en que llegó a su casa pidiendo hablar con el, era un poco corto para expresarse, pero firme la mirada, con respeto pidió permiso para visitar a la Mary, ella dijo quererlo. Como buen padre hizo varias recomendaciones, pero contento por la elección de su hija, selló con un apretón a esas manos duras y callosas el permiso.
Arancibio se vio reflejado en aquella figura varonil a aquel muchacho que fue en su juventud.
Una brisa de esperanza lo alentó a seguir soñando.

Sentía sobre su espalda el peso de los años, que sin duda habían sido duros, pero templaron su espíritu. Era joven y trabajador cuando conoció a Adelaida, juntaron sus sueños formando una familia, ella le dio dos varones y dos chinitas que fueron su debilidad, disfrutó volver día a día del campo y verlos crecer, hasta que una noche ella se fue para siempre, victima de una dolencia que no le dio oportunidad, los chicos habían crecido y por la escuela se mudaron al pueblo.

El nunca volvió a rehacer su vida, se dedicó a criar a sus hijos, formarlos para el futuro. No quería que tuvieran la vida dura que a el le había tocado, por lo que consideró que debían estudiar, la menor ya estaba terminando, la mayor trabajaba en un comercio, y Clodomiro… ahí anda, mientras su hermano purga una condena por defender su honor.
Arancibio se paró bajo un algarrobo que vio crecer a sus hijos, mientras armaba un cigarrillo, vio venir a su hijo, con la cabeza gacha y los ojos enrojecidos, se paró frente a el, lo miró, y un profundo abrazo reemplazó a las palabras.
Una brisa fresca de sur, alivió el calor de esa tarde de diciembre.