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sábado, 21 de abril de 2012

Decisión extrema


El crujir de la ventana rompió el silencio, afuera la negrura de la noche impresionaba, aterrado pude ver una sombra furtiva penetrar por la misma.
Instintivamente me tape con las sábanas, como si eso me protegiera, un sudor frío corría por mi espalda. Mis manos temblorosas buscaron algo sobre la mesa de noche, pero allí nada había,  su sombra se agrandaba en la oscuridad, un leve brillo delató el arma que llevaba en su mano derecha, un extraño sonido atronó la habitación.
Vi con desesperación que se dirigía hacia mí, pude ver el brillo de su mirada, su sonrisa socarrona, la cicatriz en su mejilla izquierda, hasta el aro con forma de calavera que colgaba de su oreja.
Ya casi sobre mi, alzo su mano y pude ver claramente el puñal. Desesperado cerré los ojos, y rogué ayuda al ser supremo. Mi mano que aún buscaba sobre la mesa de noche, tocó algo grande y frío, al instante supe que era mi salvación. Sin dudarlo, lo así con fuerza, y le apunte. Fue sólo un instante, sin pensarlo… apagué el televisor.

miércoles, 11 de abril de 2012

Destino


¿Por que me miras así?
¿Qué ocurre?... ¿acaso me has olvidado? has crecido y no me necesitas, ahora tienes quien te escuche, pasaron tantos años… quizás no recuerdes cuando abrazado a mí te dormías, yo velaba tu sueño, en aquel momento era importante para ti.
Después  a medida que crecías,  poco a poco te fuiste alejando, cada tanto me acariciabas y una sonrisa me decía que seguía siendo aquel que fui, observaba grandes cambios en ti, yo, siempre igual, te miraba, con la misma expresión, nunca la cambié, alguna de tus amigas me mimaban y me halagaban, algo de mí les gustaba, cuántas veces me brindaron el calor de un abrazo, y hasta algún beso.
Hoy vi llegar a tu sobrina, esa que tanto adoras, una muñeca con escasos tres años, unos ojos inmensamente celestes, los bucles que caen sobre su rostro, me mira arrobada, vos sonreís, la tomas en tus brazos, ella se abraza a tu cuello y te aprieta con fuerza, algo le decís, está feliz, ambos se acercan a mí, siento el calor de tu mano, elevándome.
Depositas la nena en el piso y a mí en sus brazos, puedo sentir como late su corazón, se que me alejo para siempre de vos.
Pero debo de seguir mi destino de muñeco…

martes, 3 de abril de 2012

El maestro



Gabriel, se sonreía cada vez que alguien mencionaba los poderes del maestro.
-¡Por favor no me vengan a mi con esas estupideces!
Todos afirmaban que era real, el maestro tenía poderes, los había adquirido en su estancia en el Tibet, donde durante varios años hizo un retiro espiritual, aprendiendo las técnicas de los budistas.
Para Gabriel solo eran pamplinas. Era muy escéptico ademas poco creyente de esas cosas.
Dispuesto a desmitificar al supuesto poseedor de aquellos poderes, urdió un plan, se acercaría por detrás del maestro para ver la reacción de aquel. Cuando tuvo la oportunidad lo hizo. El mismo estaba sentado en su pose tradicional de “Loto”, sin emitir ningún sonido, muy lentamente se acercó por detrás, nada podía delatarlo, pero cuando estaba a muy pocos pasos, el maestro preguntó;
-¿Qué deseas Gabriel, porque te acercas de esa manera?

Gabriel se sobresaltó, era imposible que el maestro lo hubiera escuchado, pero aún así lo reconoció y lo llamó por su nombre.
Consternado, sin saber que responder, sólo balbuceo unas palabras, no salía de su asombro, tras unos instantes de zozobra, atinó a preguntar;
-¿Como es que sabes quien soy? No me puedes ver.

El maestro se tomó su tiempo para responder, aumentando la tensión en Gabriel, pero al fin respondió;
-Gabriel, debes bañarte más seguido…